con mis hermanas y mi hermano, sentados en un sofá del que recuerdo el olor, vimos la final del primer mundial de rugby en el que participaba sudáfrica y era, además, el país organizador. conocía más del propio país que del equipo, que había estado excluido de la competición internacional durante años por la política del apartheid.
también recuerdo el primer partido en agosto de 1992 tras el boicot a los springboks, del que salieron derrotados contra unos maravillosos all blacks, con los que se verían en la final del 95. en un destartalado salón cerca de rustenburg, unos pocos sudafricanos animaban a los neozelandeses. no entendí nada, pero pregunté. para ellos era el deporte que simbolizaba el perverso sistema que se desmontaba aquellos días.
el día de la final yo no estaba en sudáfrica. vimos que todo había cambiado. no daban un duro por un equipo que carecía de experiencia y se enfrentaba a un equipazo con una superestrella que se había mostrado imparable en el torneo: jonah lomu le hizo cuatro ensayos como cuatro soles a inglaterra en semifinales.
escuchando al principio el nuevo himno sudafricano pensé que ni la haka, iba a ser suficiente. los jugadores sudafricanos abrazados encararon la danza guerrera maori. y todo el partido fue así.
se acaba de estrenar invitus, que narra aquellos días increíbles.
pienaar y mandela llevaban la misma camiseta.
pd: hace algún tiempo que no escribía, pero van pasando cosas y la llamada era demasiado intensa. lo que pasa que había demasiadas noticias negativas en torno a áfrica y quiero ser fiel al espíritu del blog: hablar de áfrica en positivo.