en 1987 paul simon filmó un concierto en harare ante un público completamente mestizo, en gran parte llegado desde sudáfrica. habían cruzado ese día la frontera. y miles de sudafricanos escucharon en vivo a miriam makeba, hugh masekela o ladysmith black mambazo.
al otro lado mandela seguía en prisión, el presidente pieter w. botha marcaba con sangre la agenda diaria con una brutal represión y un boicot mundial trataba de hacerse sitio con los primeros efectos reales en el gobierno de pretoria.
del lado de zimbabwe, hace más de 21 años, mugabe era un libertador. era un líder que marcaba un paso aperturista e integrador. era un transformador de la rodesia que un día conocimos en la dzimba dza mabwe-la gran casa de piedra. es verdad que ese año 87 modificó la constitución para pasar de ser primer ministro a presidente. apuntaba maneras.
su partido obstenta el poder desde la independencia en 1980. poco más que decir. hoy la inversión se ha ido, el turismo en mínimos históricos, uno de los índices más altos de sida en el mundo, la oposición atemorizada... la semana pasada, en una esquina de un periódico, se anunciaba una epidemia de cólera.
de aquel concierto que simon regaló de su album graceland, rescato una canción poco conocida, que no era del album, pero que muestra algo de lo que un día fue zimbabwe. y aquel genial concierto.
La belleza de los números
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